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Los secretos de una cata de vinos

Una cena en condiciones siempre debe ir acompañada de una buena bebida, una de ellas es sin duda el vino. Pero, ¿cómo elegirlo? ¿Cuál es el más adecuado a cada tipo de plato? ¿Cómo conseguir el maridaje perfecto? Se puede responder a estas cuestiones gracias a las catas de vinos que organizan cada vez más las bodegas como complemento de su actividad de producción. En la provincia de Granada existen alrededor de cincuenta empresas vinícolas, la bodega ‘Los Morenos’ abre sus puertas y revela los secretos que se esconden detrás de las catas de vinos.



Asentada en el municipio de Atarfe desde los años 80, la pequeña bodega familiar ‘Los Morenos’ se ha sumado a la última tendencia vinícola en boga: la cata de vinos. En realidad, las organiza desde que llegó a elaborar su primer caldo en el año 2000, un tinto crianza estrella de la bodega. Desde entonces, la segunda generación de socios, Sandra Márquez, Vanesa Cerezuela, Domingo Muñoz y Miguel Ángel Torres, alaban los méritos de esta actividad a la vez lúdica, cultural y sabrosa.

Cada sábado por la mañana, amantes, novatos y curiosos tienen la oportunidad de compartir un momento distendido e instructivo alrededor de unas copas de tinto y blanco de elaboración propia en el seno mismo de la bodega. Durante dos horas, los dueños de la misma presentan sus vinos, más conocidos bajo la marca comercial ‘Morama’, con el fin de transmitir a los asistentes su saber hacer y conocimiento del mundo vinícola.

“En general, lo que la gente busca en la cata es que sea agradable y amena, que le proporcione los suficientes detalles que les permitan descubrir cosas en el vino. En realidad, ésa es la formula para que la gente está atenta”, revela Miguel Ángel Torres, uno de los socios de la bodega. Desde la visita del viñedo hasta la degustación de vinos, pasando por la explicación y las características del cultivo o la identificación de cada vino, el público no tiene tiempo para aburrirse.

La bodega ‘Los Morenos’ organiza catas de vinos de distintos niveles, desde ‘amateurs’ hasta expertos pero siempre con el objetivo de identificar y saber apreciar el caldo. Una cata básica suele llevarse a cabo con cuatro vinos distintos (dos blancos y dos tintos) a razón de veinte minutos dedicados a cada uno de ellos y siempre se divide en tres fases: visual, olfativa y gustativa. En la etapa inicial, se identifica el vino de manera visual para identificar el tipo de vino que se encuentra en la copa según el color que tiene.

Durante la fase olfativa, se determinan los olores que se desprenden del caldo e incluso las cepas de uvas utilizadas para su elaboración, desde la Chardonnay hasta la Syrah pasando por la Tempranillo, la Cabernet-Sauvignon o la Merlot.“Ésta es la fase más difícil y la que necesita más formación porque hay que aprender a identificar exactamente los aromas”, precisa Sandra Márquez, socia de la bodega e hija de su fundador. De hecho, en una sola copa de vino se pueden identificar hasta tres aromas distintos tan sorprendentes como la vainilla, el chocolate, el comino o la pimienta, entre otros. “Pero lo que tenemos que aprender es realmente a qué huele la vainilla o el chocolate para poder identificar esos aromas que aparecen de forma natural en el vino”, explica Márquez.

Durante la fase gustativa llega el momento tan esperado por los comensales, enjuagarse la boca con el preciado caldo. Una parte en la que se determina no solamente si gusta o no el vino sino también si está elaborado de forma correcta o no con las papilas gustativas como único testigo. “Creo que a la gente le llama la atención el mundo del vino porque se pueden aprender muchas cosas, a cada vino probado se puede descubrir un matiz diferente”, opina Márquez.

Una demanda creciente


Los profesionales de la bodega ‘Los Morenos’ llevan más de diez años con la organización de catas de vinos pero desde los últimos años han notado un entusiasmo creciente hacia el universo vinícola.

“Antes la gente empezaba a consumir vino a los treinta años y ahora se interesan a partir de los 25 años. También acude gente mayor que tiene esa experiencia de llevar mucho tiempo bebiendo vino y que comentan la evolución que nota entre los vinos que se hacían hace 30 años y los de ahora, es muy interesante”, explica Torres. La bodega ‘Los Morenos’ oferta catas de vinos durante todo el año excepto durante los meses de septiembre y octubre ya que corresponde a la época de fermentación de las uvas en los que hay que tener un cuidado especial con las zonas de elaboración donde se desarrolla la actividad catadora.

“La cata es como las bodas, después de una, casi siempre sale otra porque la gente lo comenta con los amigos, nos llaman y vuelven”, recalca Torres. Por quince euros, los aprendices pueden sumergirse en el universo curioso del vino y por diez euros más, acompañar la degustación con especialidades gastronómicas de la casa, tales como las patatas a lo pobre, una barbacoa o un arroz, por ejemplo.

“Cuando la gente va descubriendo vinos más elaborados, más ricos, que se asemejan a otras denominaciones más famosas, se sorprenden, entonces, vamos captando clientes y aficionados al mundo del vino”, comenta Torres. A pesar de que Granada no sea una zona vinícola de mucha tradición, la gente se interesa cada vez más en la elaboración de los vinos de la provincia y las bodegas lo han entendido dado que la gran mayoría organiza catas con el objetivo de difundir y dar a conocer su producción aliando el aspecto lúdico al comercial.

Granada Digital 

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