Los vinos del futuro serán resistentes al cambio climático
Los impactos climáticos del futuro
modificarán las características del vino tal y como lo conocemos, una
realidad que ha llevado a algunos bodegueros a investigar para diseñar
vinos resistentes a los previsibles aumentos de temperatura y de escaseo
de agua.
Ya puesto en el mercado, el "Emina Verdejo Prestigio" conseguido con una "gran limpieza aromática y una estructura en boca muy dulce", nació fruto de la participación de este grupo en el proyecto nacional "Cenit Demeter" orientado a la adaptación vitivinícola y ecológica al cambio climático, en el que participaron 26 bodegueros y 22 centros de investigación españoles.
Afrontar el escenario al que se enfrentará el viñedo en las próximas décadas y entender el comportamiento de la vid pasa por examinar las condiciones ambientales o calcular la dosis de agua que necesita la planta, actividades que es mejor realizar -según Guadarrama- "desde el viñedo para conseguir vinos más afrutados".
Otras prácticas llevadas a cabo durante los trabajos de campo consistieron en tener viñedos en dos viveros distintos con una diferencia climática de dos grados.
Esto permitió a los investigadores evaluar los diferentes factores vegetativos como la longitud de la hoja de la vid (pámpano), la longitud de masa foliar, que es la cantidad de hojas y una serie de factores agronómicos que permiten saber si ese viñedo es apto o no para el cultivo de la uva.
Ante una situación de estrés hídrico, apostilló Guadarrama tras lo observado en la investigación, la planta se protege e intenta cerrar estomas para que no se pierda el vapor de agua que tiene en el interior.
Otra pata del estudio consiste observar cómo se comporta genéticamente la cepa con riego o sin riego.
El tratamiento de aromas, polifenoles y estructura del vino en boca son también fenómenos tenidos en cuenta para ver como se pueden modificar trabajando en bodega.
Gracias al proyecto se ganó además conocimiento de la uva de la variedad Tempranillo, permitiendo a la bodega incrementar las características saludables de estos caldos con Denominación de Origen Ribera del Duero.
Los resultados reflejaron que ante un aumento de temperaturas el azúcar de la uva "va a ser cada vez mayor y por tanto va a costar más la fermentación de los mostos".
Por ello, es necesaria la aplicación de microorganismos o levaduras mucho más seleccionadas que "se coman esos azúcares y preserven los aromas parietales de los caldos".
Guadarrama destacó la sensibilidad ambiental de estas bodegas, que dedicaron 2,8 millones de euros al proyecto científico que culmina tras cuatro años y da fe de su compromiso por encontrar un equilibrio entre sostenibilidad e innovación en el sector, así como favorecer una mejor huella ecológica.
De no adoptarse medidas, los efectos del cambio climático, recordó, provocarán en los vinos una subida de la graduación alcohólica, un descenso de la acidez y una evolución aromática incompleta, que daría caldos amargos, más alcohólicos y de menor calidad, prácticamente imposibles de beber.
El camino que ya están abriendo algunos bodegueros para la producción futura, permitirá que esa interpretación de la naturaleza reducida a una copa, siga siendo como la conocemos hasta ahora. Alba García
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