A sacar los pies de las uvas: se desploma la industria del vino
"El vino argentino es parte de la identidad y cultura de la nación", señaló la Presidenta Cristina Fernández al firmar el decreto que califica al producto como “Bebida Nacional”. Lo cierto es que a contramano de las políticas declamativas, la industria vitivinícola se desplomó en lo que va del año, amenazando la rentabilidad de las pequeñas y medianas fábricas instaladas principalmente en la región cuyana. El resultado es que, para los argentinos, tener una buena botella de vino para degustar, durante el almuerzo o la cena, será cada vez más difícil.
Según revela un trabajo realizado por la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES), las exportaciones de vinos bajaron 7,7 % en valores y un 27,5% en cantidades en el primer cuatrimestre con relación a igual período del 2012, al totalizar 253,9 millones de
dólares.
El reporte de IES destaca que "el vino continúa siendo el principal componente de la canasta con el 73,3 por ciento del valor exportado por el sector bebidas". "El segundo componente son los mostos de uva, que representaron el 18,1 por ciento, y junto con los vinos tuvieron una participación del 91,4 por ciento de las exportaciones de bebidas", indica el reporte.
La inflación detrás de la abrupta caída
Por tradición, el vino posee una fuerte impronta dentro de la cultura nacional, ya sea por el rol que cumple dentro de las economías regionales, así como por el lugar que ocupa en la mesa de los argentinos. En ese marco, la inflación ha logrado influir en ambos planos, deteriorando la competitividad de la industria por un lado, y acorralando el consumo doméstico por el otro.
Las advertencias fueron hechas antes de que los números rojos cobraran estado público. El presidente de la asociación empresarial Bodegas de Argentina, Angel Vespa, viene advirtiendo hace meses que a los industriales les "ha comenzado a preocupar el incremento de los costos y el proceso inflacionario que genera pérdida del poder adquisitivo del consumidor”, por lo que la situación se “traduce en caída de ventas y menor actividad, que desde luego no estimula la inversión y pone en peligro el crecimiento".
Faltan medidas de fondo
El incremento en los precios del vino fue asumido por el gobierno en el mismo momento en que lo incluyó como uno de los comestibles incorporados a la lista de productos “congelados”. Lo cierto es que la medida es superficial, no sólo porque los precios se disparan de todas formas, sino porque queda acotado a un espacio temporal.
De hecho, los consumidores cuestionaron que el gobierno intente tapar la problemática desde la lista de congelamiento, ya que corre a un lado a otros productos de suma necesidad. ”En el listado de los 500 productos que el gobierno congeló hay demasiada presencia de bebidas alcohólicas en detrimento de otros productos de la canasta básica. Hay una sola marca de azúcar, de leche, no hay frutas y verduras”, indicó a Hoy Fernando Blanco Muiño, Presidente de la Unión de Consumidores de Argentina.
Un dato clave es que, mientras que hace un par de años la Argentina comercializaba puertas afuera unas 2.300 marcas, en la actualidad, se estima que el número se estaría moviendo por debajo de las 2.200, es decir que habría unas 100 marcas que quedaron en el camino.
En definitiva, hay consenso en gran parte de la industria de que la política de la administración kirchnerista de alentar el crecimiento del gasto público para fogonear el consumo y el clientelismo, al tiempo que durante un largo tiempo se utilizó el dólar como ancla de la inflación, terminó derivando en un cóctel letal que pegó de lleno en la competitividad de las empresas vitivinícolas, varias de las cuales corren serio riesgo de desaparecer.
Diario Hoy
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