Las uvas del empleo
Así lo demuestra un reciente estudio que ha realizado el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) en el que, entre otras muchas cosas, se ha determinado que en la Comunidad aún hay 21.000 hectáreas de terreno sin cultivar que pueden proporcionar uvas de muy buena calidad con las que se podría hacer vinos con Denominación de Origen de Madrid, dato que hace evidente que el sector vinícola de la Comunidad está en alza y que aún quedan muchos recursos por explotar en las tierras de cultivo madrileñas.
Es la primera vez que se hace un estudio de este tipo en España:«Nunca antes se habían estudiado las características de la tierra cómo el drenaje, el PH, los nutrientes o la insolación para ver como influyen en la calidad de la uva» afirmó Cristina Álvarez, gerente del IMIDRA. El estudio ha sido exhaustivo. Durante cinco años expertos del IMIDRA han estado estudiando las condiciones de las 275.000 hectáreas de las tres subzonas de la Comunidad donde se produce el vino de Denominación de Origen –Arganda, Navalcarnero y San Martin de Valdeiglesias– estos terrenos abarcan 8.390 hectáreas con vides donde trabajan 2.891 viticultores y 44 bodegas, que en la última campaña han exportado más de un millón de botellas de vino de Denominación de Origen, principalmente a Estados Unidos, con un valor de 2,2 millones de euros, un 42,8% más que la pasada campaña, llegándose a comercializar más de 3 millones de botellas.
«Principalmente se han tenido en cuenta dos factores para determinar la calidad del vino que se puede obtener: las condiciones climáticas y las del suelo», para ello se han recogido 2.000 muestras del terreno y se ha estudiado la meteorología de la zona para determinar si esa tierra es la indicada para el cultivo de una uva de calidad óptima. Tras medir todos los parámetros se clasifica el terreno en cuestión en una de las cinco categorías que ha establecido el estudio y que van desde «muy favorable» a «desfavorable». «Aunque a una tierra se le de la categoría de desfavorable, no quiere decir que allí no se pueda plantar, simplemente que hay más factores limitantes a la hora de cultivar, aunque muchos viticultores buscan este tipo de características para dar un matiz diferente a sus vinos» comentó Álvarez, y en el otro extremo «las tierras con calificación muy favorable tienen unas condiciones que hacen que haya mas calidad y más cantidad a la hora de fabricar el vino».
La realización de este estudio ha favorecido por un lado a los viticultores que ya estaban instalados y estaban explotando las tierras, porque de esta manera sabrán cómo realizar un cultivo más eficiente en cuanto a aspectos tan importantes como las dosis de riego o la fertilización. Y por otra parte servirá de guía a aquellos que quiera adentrarse en el negocio del vino indicándoles cuáles son las mejores tierras para hacerlo. «España es el primer país con más superficie de vid cultivada, sin embargo es el tercero en cuanto a producción. Este estudio pretende dar las pautas para una explotación mejor y dar a conocer todo lo que se puede esperar de las tierras madrileñas», añadió.
Además la rentabilidad de los cultivos se verá incrementada tras el conocimiento de todos estos datos. A parte de las 21.000 hectáreas con excelente potencial, hay otras 91.000 con un potencial bueno para cultivar la uva. Pero aunque sólo se utilizasen las excelentes, las hectáreas de viñedo de Madrid podrían aumentar hasta un 251%.
Tras ver los resultados de este estudio queda claro que el sector del vino puede traer muchas ventajas a la Comunidad en muchos aspectos, también en cuestión de empleo. Y es que del cultivo eficaz de 20 hectáreas de las 21.000 localizadas por el IMIDRA se podría obtener entre 25.000 y 50.000 botellas, por lo que una bodega instalada en una de esas tierras podría aportar aproximadamente tres puestos de trabajo directos y dos estacionales, otra de las ventajas de la uva madrileña.
La Razón
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