Cinco vinos blancos para triunfar en el aperitivo
2 Manzanilla Sacristía Antonio Barbadillo recorrió las bodegas de Sanlúcar de Barrameda hasta encontrar la manzanilla perfecta, la que más adelante denominó Sacristía. Se embotella en rama, es decir, sin ningún tipo de manipulación química y sin filtrar, razón por la que mantiene los posos. A la vista, su color se acerca al oro viejo y sus aromas recuerdan a las almendras o la bollería. El productor recomienda tomarla en una copa amplia acompañada de un buen jamón ibérico. [Precio, unos 15 euros].
3 Finca Montico Marqués de Riscal Marqués de Riscal elabora este vino prensando la uva entera, 100 % verdejo, y realizando una fermentación con levadura autóctona para que no se pierdan los aromas de la tierra. Durante cuatro meses, el vino permanece con las lías, que se mueven semanalmente para aumentar su cuerpo final. En copa es amarillo verdoso, donde se reconoce la uva, y entre sus aromas despuntan el hinojo, las finas hierbas, las peras y el melocotón. Es ideal para pescados y mariscos pero también armoniza a la perfección con el jamón y las carnes blancas. [Precio, unos 10 euros].
4 Fillaboa Blanco En las Rias Baixas se realiza este vino con uva albariño que se reconoce por su color amarillo pajizo brillante y por ser transparente y cristalino. Los aromas a piña, manzana y cítricos se enfrentan al de yogurt, que también está presente. Como curiosidad, este vino aparece muy concentrado, prueba de que la vendimia se realiza pronto, en septiembre. A la hora de comer, el fillaboa se puede combinar con ahumados, sushi y foie. [Precio, unos 11,5 euros].
5 Txakoli Gorka Izagirre Eneko Atxa, del restaurante Azurmendi , posee unas hectáreas donde crecen las uvas Ondarrabi Zuri y Ondarrabi Zerratia, que crean el txakoli que se sirve en su casa. A la vista sobresale el amarillo pajizo con reflejos verdes y en nariz aparecen la manzana, los helechos y un leve toque cítrico. En boca evoluciona del dulzor inicial al ligero amargor que se asocia con un fruto seco. Al ser muy versátil, es uno de los blancos que pueden ir más allá y mantenerse en la mesa hasta la hora del postre. [Precio, unos 7,5 euros].
Fuente: Guía Repsol.
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