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Producir vino propio, un lujo accesible en el Valle de Uco argentino

Convertirse en propietario de un viñedo y elaborar caldos con marca propia ha dejado de ser un privilegio de millonarios gracias a un innovador proyecto promovido por la bodega española O.Fournier, instalada en el corazón del Valle de Uco mendocino, cuna de los vinos argentinos.

La iniciativa, explica a Efe José Manuel Ortega, propietario de la bodega, es "innovadora a nivel mundial" y persigue que los amantes del buen vino puedan tener su propio negocio sin necesidad de grandes desembolsos.

Por 150.000 dólares (122.000 euros), un inversor puede comprar una hectárea de los viñedos de O.Fournier en Mendoza, elaborar vino con su propia marca e incluso distribuirlo, aprovechando los servicios y las instalaciones de una reconocida bodega que ha ganado varios premios internacionales.

Los interesados pueden comprar hasta tres hectáreas de terreno y tienen opción a levantar su propia casa en los viñedos.

"Los clientes pueden elegir el tipo y el nivel de calidad que quieren en sus vinos, pueden venir a la bodega, elaborarlo con nosotros y también lo embotellamos", explica Ortega.

"Si antes un inversor quería tener algo similar le costaba 10 millones de dólares, el coste aproximado de poner en marcha una bodega, mantener los viñedos, comprar la maquinaria, embotellarlo, distribuirlo...", agrega el empresario español.

El proyecto, continúa, "socializa un negocio que era absolutamente elitista".

Ubicada en La Consulta, en el corazón del Valle de Uco, a unos 130 kilómetros de la capital de Mendoza y a los pies de la cordillera de los Andes, la bodega cuenta con una imponente estructura de líneas modernas de 12.000 metros cuadrados, equipada con las más avanzadas técnicas de producción y añejamiento del vino, con 300 hectáreas de terreno, de las que 140 se han reservado para el proyecto de "viñedos para terceros".

O.Fournier, apunta Ortega, es "pionera en el mundo" con esta propuesta a la que se han sumado ya varios inversores, en su mayoría brasileños y norteamericanos.

El empresario sostiene que la inversión proporciona una rentabilidad anual de hasta el 8 por ciento, derivada de la venta de la uva del viñedo a la propia bodega.

Según sus cálculos, una hectárea de los viñedos O. Fournier en Mendoza puede producir entre 4.000 y 5.000 botellas de un vino de calidad al año, aunque sólo con una producción anual de unas mil botellas sería posible recuperar la inversión en cuatro años.

Bodegas O. Fournier nació en 2000 de la mano de José Manuel Ortega y de su hermana Natalia, que abandonaron sus carreras en España para embarcarse en la aventura de producir vino en Mendoza, la región central argentina donde se concentra el 75 por ciento de la producción de Argentina, quinto productor mundial.

El grupo tiene también bodegas en Chile (Valle del Mauel y San Antonio) y en España (Ribera de Duero).
Fournier produce vinos premiados internacionalmente como la gama Alfa Crux y B Crux, y una línea más económica comercializada como Urban Uco.

La bodega produce unas 600.000 botellas en Argentina, el 95 por ciento destinadas al mercado exterior -especialmente al estadounidense-, en las variedades Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Syrah.
Además, O.Fournier ha incorporado a la bodega otro placer, la gastronomía, con "Urban", premiado como el mejor restaurante de bodegas del mundo.
Mar Marín.

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