Diez conceptos básicos para saber de vinos
Varietales. El mercado argentino está organizado por tipos de uvas. Y si bien no siempre fue así, en los últimos 20 años es la regla dominante. Esto significa que a la hora de elegir uno hay que partir de saber qué gusto tienen las variedades de uva (que se emplean en un 85% de pureza, con un 15% destinado a otras). Las tintas más comunes son, en orden decreciente de cuerpo, Cabernet Sauvignon, Malbec, Bonarda y Pinot Noir; los blancos, por delgadez y frescura decreciente, serían Sauvignon Blanc, Torrontés y Chardonnay. Todos ellos se destacan por tener el sabor frutal en primer plano.
Blends, assemblages, cortes o coupages: con todos esos nombres se conocen las combinaciones posibles de variedades de uva (cuando ninguna está el 85%). Mientras que en los varietales el truco es conocer el sabor de cada uva, en los blends el truco es conocer el estilo de las marcas. Por regla general, tienden a ser más complejos en la medida en que avanza en precio, aunque los vinos más baratos también son de este tipo.
Reserva vs Gran Reserva: desde que la Argentina se adecuó a las normativas externas, reserva es aquel tinto que fue criado al menos 12 meses en barricas de roble, mientras que son 6 para los blancos. De ahí que los vinos tengan aroma y sabor a madera y que, precisamente por el aporte de roble, resulta amplios y voluminosos al paladar, mientras que son estables y longevos. Para llamarse Gran Reserva, en cambio, el tiempo de crianza en un tinto asciende a los 24 meses y en los blancos a los 12.
¿Y si dice Roble? Con lógica impecable, cuando se nombra a la madera en la etiquetas se dice que el vino estuvo en contacto con ella pero no que fue en barricas, sino en formas alternativas como dados, duelas o chips, es decir trozos de madera de distinto calibre. La distinción es importante, porque en este caso el roble funciona como un condimento y no ayuda a la longevidad ni estabilidad. El precio, lógicamente, es menor al de un Reserva.
Cosecha: a diferencia de otras bebidas alcohólicas –como el Scotch o el Ron, en los que la edad está marcada por un número– el año que figura en la etiqueta indica cuándo fueron cosechadas las uvas, y por tanto, la edad del vino. Los varietales son jóvenes y suelen llevar la cosecha del año en curso, o a lo sumo de año anterior; los reservas y gran reservas, naturalmente, por haber pasado tiempo dentro de la bodega, se venden siempre con dos o tres años de retraso respecto del año en curso.
Single Vineyard o vinos de viñedo único. Forman una avanzada dentro de la vitivinicultura local, ya que son vinos elaborados siempre con las uvas de un mismo viñedo. Buscan así prestigiarlo, en la medida en que los vinos sean extraordinarios, porque el origen es lo único que no se puede copiar. Por regla general, son escasos y más caros.
Cosecha Tardía o Late Harvest. El nombre alude al hecho de que son vinos –generalmente blancos, aunque hay tintos también– que fueron elaborados con uvas largamente sobremaduras. Y eso hace que sean muy especiales: conservan azúcar que no puede fermentar –porque su concentración es muy alta– y en el caso de los blancos son tan dulces como la miel, mientras que desarrollan otra paleta de sabores, como cítricos maduros y flores secas. Funcionan muy bien con patés, quesos azules y quesos aromáticos en general, y suelen venir en botellas de 500ml. No confundir con los Dulces Naturales, que son vinos que conservan azúcar porque la fermentación fue detenida adrede. Estos últimos son claramente más accesibles.
Fortificado o encabezados. Son un invento portugués y su vino más famoso es el Oporto. Pero en nuestros soleados terruños se hacen buenos ejemplares. Para ello se cosecha la uva tinta bien madura y mientras el mosto está en plena fermentación, se le hace un agregado de brandy o grapa, de forma que la graduación alcohólica asciende a 16 o 20 grados, paraliza la fermentación y conserva parte de sus azúcares. El resultado es un vino dulce y potente, que sabe a golosina y que aporta una cálida cuota etílica. Candidatos para noches frías, combina bien con chocolates negros, frutas secas o quesos fuertes.
Extra Brut vs. otros espumantes. Las burbujas se clasifican según su dulzor. De ahí que las categorías partan de los que son secos –es decir, sin azúcar residual– y se llaman Nature, luego siguen Brut Nature, Extra Brut, Brut, Sec, Demisec y Dulce. Hasta los Extra Brut se pueden considerar secos al paladar y destacan por su frescura. De ahí en adelante, avanzan hasta ser francamente una espuma edulcorada. Los primeros son más difíciles de lograr. De ahí que sean más caros.
La Mañana Neuquén
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