Historia de un vino que es la historia misma
Se trata de un vino con poco estacionamiento y que hasta hace no mucho se lo podía comprar solo suelto y para tomar rápido. Su nombre viene por su forma de extracción de los jugos de las uvas: al ser pisada por los artesanos.
Según el libro salteño “Vocabulario del Vino” de César Alurralde, “Patero” es adjetivo de un vino producido en forma artesanal mediante el pisado de la uva, sobre el lagar o piletones. Y así se hace en la mayoría de las bodeguitas que extrae el mosto pisándolas “pata-pila” o con los pies.
La mejor máquina para extraer el mosto de la uva
Ya sea descalzos o con botas de gomas, los pies se consideran “la mejor máquina para extraer el mosto”. Seguramente porque no se muelen las uvas, sino que se las aplasta. Mas allá de esta particularidad, muchos vinos pateros tienen otros detalles de lujo como la minuciosa tarea de seleccionar y despalillar el vástago de forma manual (el mosto tiene que fermentar sólo con el hollejo) y así extraer el color y el cuerpo de un tinto. Luego el filtrado se hace naturalmente, por decantación.
Los buscados “vinos pateros”
Cada vez más las pequeñas bodegas familiares calchaquíes desarrollan condiciones higiénicas y tecnológicas para la elaboración del vino “patero”.
Así elevan su calidad, aunque sigan basándose en las técnicas artesanales tradicionales, lo que les otorga una identidad propia a estos vinos. Por eso se diferencian de los industriales al ser más naturales y generosos. Condiciones que se cumplen por venir de pequeñas viñas de producción orgánica, donde la uva logra madurar bien, ya que allí se realizan “cosechas tardías”.
En general, los vinos pateros son de color rosado y “claretes”, en donde predomina la variedad de uva criolla. Según señalan, se trata de la descendiente de las primeras uvas en llegar a América y adaptarse al continente, siendo resistentes a las enfermedades.
El Tribuno
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