Un vino desafía la guerra en Siria para satisfacer el paladar
El viñedo, que ocupa 20 hectáreas, y la bodega se encuentran en la provincia mediterránea de Latakia, uno de los bastiones gubernamentales en Siria, que por el momento no vive la intensidad de los enfrentamientos que se registran en otros puntos del país, aunque no por ello se ha librado de ellos, confiesa Sandro.
"En un par de ocasiones han caído en nuestra propiedad proyectiles provenientes de los combates en los alrededores, pero sólo han causado daños leves”, explica en una entrevista a EFE Karim, en la oficina de su compañía, Saade Group, en el centro de Beirut.
De hecho, los últimos choques, hace unos meses, fueron a tan solo un kilómetro de la finca. Durante la conversación, la palabra que más emplea Karim, que está acompañado por su hermano Sandro, es "desafiante” para referirse a una aventura empresarial, iniciada en 2004, no exenta de motivaciones sentimentales.
"Nuestros padres eran amantes del vino y nos lo inculcaron. Mi padre quiso invertir en Burdeos (Francia), pero estaba lejos y al final decidimos crear algo en Siria y el Líbano”, rememora Karim Saade con nostalgia.
Desde marzo de 2011, fecha en que estalló el conflicto, los hermanos no pudieron pisar el suelo sirio, por lo que cosas tan simples a priori como probar la fruta antes de la cosecha se han complicado: "Ahora, traemos las uvas en taxi a Beirut en cámaras bien refrigeradas”.
"Fieles y valientes”
Para que todo siguiera funcionando resultó fundamental contar con una plantilla de una veintena de trabajadores "fieles y valientes”, como los describe Karim, a los que se les ha compensado con una subida de salarios frente a la devaluación de la libra siria para que no perdieran poder adquisitivo.
La guerra dificultó la producción del vino, pero tampoco es que antes de 2011 fuera una tarea sencilla, al tratarse de un proyecto pionero en Siria.
Para empezar, los emprendedores hermanos Saade se enfrentaron al reto de adquirir una porción grande de terreno, ya que la tierra en Latakia está dividida en pequeñas parcelas desde mediados del siglo pasado por una necesaria reforma agrícola.
En Siria, tampoco había laboratorios especializados para hacer un vino de calidad para la exportación, porque la producción estaba concentrada en monasterios y bodegas estatales para consumo doméstico, así que tuvieron que transportar las muestras para su análisis al Líbano y Francia. (EFE)
Caldos de Siria
Mercado El destino final del vino sirio son algunos de los restaurantes más prestigiosos y licorerías del Reino Unido y Francia. "No es un vino que se pueda hallar en las estanterías de un supermercado”, comenta Karim Saade.
Precio El precio de la botella de tinto ronda los 33 dólares y la de blanco los 25.
España Podría ser la siguiente parada europea de este caldo y de su hermano libanés, el Château Marsyas, que se cultiva en el valle oriental de la Bekaa, donde la seguridad es otro motivo de preocupación.
Página Siete
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