Vinos blancos
Ya es hora de dejar atrĆ”s conceptos estĆŗpidos y generalizaciones equivocadas y perniciosas sobre cuĆ”les vinos van con quĆ© alimentos. Muchos capitanes de mesero y supuestos profesionales no saben nada acerca de maridar vinos con comida. Se basan en aproximaciones que encuentran en libros y en sitios de red, y lo demĆ”s lo inventan. Para empezar, un Chardonnay con madera no va con todos los pescados blancos, por ejemplo, y un atĆŗn o salmĆ³n pueden funcionar perfectamente bien con algĆŗn Beaujolais o Pinot noir. Lo mismo va para tintos: el otro dĆa probĆ© un filete con un jerez tipo oloroso y no encontrĆ© mejor maridaje. Una terrina de puerco con chabacanos hizo un dueto increĆble con un Riesling, y unas albĆ³ndigas de puerco en caldillo de chile pasilla y nueces fueron el acompaƱamiento perfecto para una garnacha blanca.
No me canso de repetirlo: el vino blanco es mucho mĆ”s versĆ”til que el tinto. La enorme variedad de uvas, combinada con los terruƱos, climas y estilos de vinificar generan un vasto mosaico de posibilidades increĆblemente plĆ”stico. Los vinos son tan distintos entre sĆ; basta con sentarse a degustarlos con una variedad de alimentos para darnos cuenta de las reacciones tan disĆmiles que suscitan las combinaciones. De esta manera, un vino quedarĆ” con un platillo mientras que otro chocarĆ” con la misma receta. Y ambos vinos son aparentemente muy parecidos. Lo digo porque hay gente que cree que “todos” los vinos blancos son sĆ³lo eso: blancos, y no hay mĆ”s que sutiles diferencias entre ellos.
Para nuestra comida, que es en buena parte especiada, tanto blancos como rosados son ideales. AdemĆ”s estĆ” la variable de la temperatura: vivimos en un paĆs de calores satĆ”nicos casi perpetuos. Y eso sin tomar en cuenta la enorme cantidad de playas y centros turĆsticos: muchĆsimos tipos de blanco son playeros.
Es cuestiĆ³n de acostumbrarse y de desechar esta nociĆ³n ridĆcula de que los tintos son mejores. QuizĆ” esta idea venga del hecho de que el tinto es un lĆquido mĆ”s opaco, de color sugestivo, casi siempre mĆ”s caro y con propiedades aparentemente mĆ”s complejas que los vinos blancos. O de la venta de vinos corrientes que lo Ćŗnico que generan son dolores de cabeza, no lo sĆ©. Me vienen a la mente esos Riesling alemanes baratos en botellas azules. Lo cierto es que cada tipo expresa notas y propiedades texturales y de sabor diferentes, pero esto no los hace ni mejores ni peores. Usted confĆe en lo que le estoy diciendo: una vez que se acostumbre al vino blanco, se darĆ” cuenta de lo altamente disfrutables y versĆ”tiles que son. Pruebe muchas uvas y combinaciones y, de preferencia, inicie sus cenas o comidas con blancos y despuĆ©s pase a tintos. Se va a sorprender.
MSemanal
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