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Vinos blancos

“Los vinos blancos le van perfecto a los mariscos”, dijo el capitĆ”n de meseros; “¿A todos?”, preguntĆ©, “Oh, sĆ­”, contestĆ³ con un aire de sabidurĆ­a y seguridad en sĆ­ mismo que por poco y me convence. Luego, en una botella de Sauvignon blanc leĆ­ en la etiqueta trasera que “acompaƱa perfecto pescados, mariscos y aves”. ¿CuĆ”les pescados y mariscos: tailandeses, vascos o mexicanos? ¿A quĆ© aves se refiere?, ¿a un guajolote en mole poblano? O sea, todos los vinos blancos funcionan con todos los mariscos. FĆ­jate nada mĆ”s. Pienso que lo mejor es no poner nada y si vas a recomendar sin conocimiento, mejor mantĆ©n la boca cerrada porque lo mĆ”s probable es que digas una pendejadota.



Ya es hora de dejar atrĆ”s conceptos estĆŗpidos y generalizaciones equivocadas y perniciosas sobre cuĆ”les vinos van con quĆ© alimentos. Muchos capitanes de mesero y supuestos profesionales no saben nada acerca de maridar vinos con comida. Se basan en aproximaciones que encuentran en libros y en sitios de red, y lo demĆ”s lo inventan. Para empezar, un Chardonnay con madera no va con todos los pescados blancos, por ejemplo, y un atĆŗn o salmĆ³n pueden funcionar perfectamente bien con algĆŗn Beaujolais o Pinot noir. Lo mismo va para tintos: el otro dĆ­a probĆ© un filete con un jerez tipo oloroso y no encontrĆ© mejor maridaje. Una terrina de puerco con chabacanos hizo un dueto increĆ­ble con un Riesling, y unas albĆ³ndigas de puerco en caldillo de chile pasilla y nueces fueron el acompaƱamiento perfecto para una garnacha blanca.

No me canso de repetirlo: el vino blanco es mucho mĆ”s versĆ”til que el tinto. La enorme variedad de uvas, combinada con los terruƱos, climas y estilos de vinificar generan un vasto mosaico de posibilidades increĆ­blemente plĆ”stico. Los vinos son tan distintos entre sĆ­; basta con sentarse a degustarlos con una variedad de alimentos para darnos cuenta de las reacciones tan disĆ­miles que suscitan las combinaciones. De esta manera, un vino quedarĆ” con un platillo mientras que otro chocarĆ” con la misma receta. Y ambos vinos son aparentemente muy parecidos. Lo digo porque hay gente que cree que “todos” los vinos blancos son sĆ³lo eso: blancos, y no hay mĆ”s que sutiles diferencias entre ellos.

Para nuestra comida, que es en buena parte especiada, tanto blancos como rosados son ideales. AdemƔs estƔ la variable de la temperatura: vivimos en un paƭs de calores satƔnicos casi perpetuos. Y eso sin tomar en cuenta la enorme cantidad de playas y centros turƭsticos: muchƭsimos tipos de blanco son playeros.

Es cuestiĆ³n de acostumbrarse y de desechar esta nociĆ³n ridĆ­cula de que los tintos son mejores. QuizĆ” esta idea venga del hecho de que el tinto es un lĆ­quido mĆ”s opaco, de color sugestivo, casi siempre mĆ”s caro y con propiedades aparentemente mĆ”s complejas que los vinos blancos. O de la venta de vinos corrientes que lo Ćŗnico que generan son dolores de cabeza, no lo sĆ©. Me vienen a la mente esos Riesling alemanes baratos en botellas azules. Lo cierto es que cada tipo expresa notas y propiedades texturales y de sabor diferentes, pero esto no los hace ni mejores ni peores. Usted confĆ­e en lo que le estoy diciendo: una vez que se acostumbre al vino blanco, se darĆ” cuenta de lo altamente disfrutables y versĆ”tiles que son. Pruebe muchas uvas y combinaciones y, de preferencia, inicie sus cenas o comidas con blancos y despuĆ©s pase a tintos. Se va a sorprender.

MSemanal

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