10.968 millones de kilos de uva demandó el mosto
De hecho se pueden hacer algunas cuantificaciones respecto a la utilidad del acuerdo del mosto. Si se leen los números de producción aportados por el Instituto Nacional de Vitivnicultura desde 1995 a 2012 se observa que sumando la elaboración de mostos sulfitado de Mendoza y San Juan en 18 años se suman 2.621.424 toneladas de mosto concentrado. Tiene que marcarse que la equivalencia indica que se necesitan 3.300 litros de mosto sulfitado para obtener una tonelada de mosto concentrado.
Por otro lado, si se sigue con los desgloses en una tonelada de mosto concentrado -1.000 kilogramos- se obtienen 630 kilos de azúcar. En total del mosto concentrado se pueden elaborar 1.651.497 toneladas de azúcar. Desagregando el dato y llevándolo a bolsas de 50 kilogramos de azúcar se obtendrían 33.029.940 unidades.
Pero los datos más significativos se dan cuando se suman los kilogramos de uva de Mendoza y San Juan destinados a la elaboración de mostos son 10.968 millones de kilos de uvas. A esto si se los divide en 1,29 kilos, que es la proporción que se utiliza para conseguir un litro de vino, se obtienen 8.516 millones de litros, el equivalente a casi 9 años de consumo interno nacional.
Pero el dato ilustrativo que cuantifica más esta situación lo da cuando estos millones de litros se los proyecta en 34 mil piletas olímpicas de vino.
El comportamiento
del acuerdo del mosto
El crecimiento de la superficie cultivada, los nuevos estándares de calidad, los precios de coyuntura, la crisis del momento, hizo que en 1994 se firme entre las provincias de San Juan y Mendoza el primer acuerdo de elaboración de mosto. Una herramienta que a los productores les servía para sacar kilogramos vinificables derivándolos hacia otros mercados como el del mosto.
De esa forma se comenzaron a determinar los porcentajes de elaboración de vides con este destino. De esta forma es que en el año 1995 se dispuso que el 30% de las uvas para vinificar tendrían destino de mosto.
El cumplimiento fue importante pues San Juan llegó al 56,7% y Mendoza llegó al 26,7% de la elaboración de mostos. Vale decir que antes de firmar este acuerdo Mendoza tenía la facultad de compensar litros de vinos exportados por la elaboración de mostos. En ese momento por cada litro de vino exportado se compensaban dos de mostos.
Este programa de un puntapié importante a las producciones de mostos y en 2007 se ve el tope de la producción de mostos, cuando San Juan elabora el 58% de sus uvas a mosto. En Mendoza ocurre lo mismo con una producción de mostos del 26,6% de uvas a mostos.
Esto sin dudas a lo largo de los años dio resultados interesantes que ayudaron a conseguir un equilibrio importante en el mercado de vinos porque la demanda del acuerdo y las compras extras del creciente sistema productivo de mostos que en 2007 superó las 200 toneladas de mosto exportado marcaron un antes y un después.
De hecho en el tiempo, el acuerdo del mosto ha sufrido muchas críticas sobre su utilidad. Inclusive, la secretaria de Agricultura, Carla Campo Bilbao, parcializada por algunas opiniones que tienen que ver con lo político que con lo productivo económico sugirió que estudie otra herramienta de equilibrio del mercado.
En este contexto, los mismos mosteros han actuado de manera contraproducente para con los mismos productores. De hecho son los primeros que tienen algún tipo de vides para la elaboración pues las primera uvas que llegan a los lagares mosteros son los descartes de la uva de mesa.
Esto marca que pongan un bajo precio a este tipo de vides y luego históricamente se han resistido a levantar la cotización cuando comienzan a llegar las uvas de muy buena calidad.
La realidad es que el acuerdo del mosto, en principio sirvió para dar sustentabilidad a productos como el mosto que llevaron a la diversificación de la vitivinicultura.
El Zonda
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