Una delicia llamada Malbec

Aunque su origen está en Francia, haciendo parte de los grandes vinos de Burdeos, el traslado de esta cepa a Argentina logró dar reconocimiento internacional del cual ahora goza el Malbec y situarlo como el vino típico de este país austral.

Allí, precisamente en los valles de Mendoza, Argentina, encontró la uva Malbec el terreno propicio para hacerse imponente y presentarse por sí sola, toda vez que en Francia está destinada a mezclas con otras variedades.

En Argentina la combinación más usual es con Bonarda, dando como resultado un vino interesante, indica el enólogo Antonio Giraldo.

Al llegar a América, la Malbec estuvo expuesta a otro tipo de suelo y microclima, dándole características especiales, que la han convertido en la uva emblemática de Argentina, por lo que su vino ante la crítica mundial, tiene reconocimiento.

Los especialistas en materia de vinos, además de hablar muy bien de esta uva, hacen predicciones y la ubican para el año 2015 como una de las de mayor esplendor en el mundo, afirma el enólogo Giraldo.
Se puede afirmar que la viticultura en Argentina es prácticamente orgánica, toda vez que crece sobre un desierto que se convierte en oasis al recibir el deshielo de los Andes y nunca sufren el ataque de aves, insectos, ni microorganismos, lo que por ende evita el uso de químicos.

Características

Siendo el Malbec uno de los vinos con mayor renombre en esta parte del mundo, sus características son muy especiales.

- El vino es de color púrpura oscuro.
- En nariz es frutal y floral, recuerda a la ciruela en todas sus variedades.
- En boca presenta taninos suaves y sedosos.
- Es perfecto para los asados de carne, los estofados y los quesos maduros.

Para disfrutar

Los vinos tintos jóvenes que no han pasado por madera, se deben servir a una temperatura de 12 a 14 grados, y esto aplica perfectamente para climas cálidos.
El Malbec reserva, añejado en roble francés o americano, que presenta mayor estructura, se debe servir de 15 a 18 grados de temperatura.


El Universal