La ciencia se alía con el mundo del vino y los castaños
Manuel Martín,
responsable de la Unidad de Resonancia Magnética de la USC, y el
catedrático de Química Ricardo Riguera, son los creadores del
procedimiento que permite la identificación en tan solo unos minutos de
las variedades de uva presentes en vinos blancos acogidos a las
Denominaciones de Origen Protegidas de Galicia: Rías Baixas, Ribeiro,
Valdeorras, Monterrei y Ribeira Sacra. Este sistema consiste en tomar
una pequeña muestra de vino y hacer un análisis químico mediante una
resonancia magnética nuclear, que luego se compara con la base de datos
elaborada en el mismo proyecto, en la que se han caracterizado cerca de
un centenar de vinos.
"Los análisis químicos para determinar los componentes del vino que se utilizan hasta ahora son muy lentos y costosos; esta técnica, en cambio, es sencilla y rápida y tiene muchas más aplicaciones en cualquier otro tipo de alimentos, aunque con el vino gallego era la primera vez que se hacía", explica Manuel Martín. "El premio es una alegría para nosotros y nos permite afrontar el futuro con más esperanza", asegura el investigador.
Por su parte, la propuesta de Elena Corredoira y Ana María Vieitez, del Instituto de Investigaciones Agrobiolóxicas de Galicia, es una alternativa basada en la ingeniería genética que busca atajar una de las enfermedades más habituales del castaño gallego, la tinta, una infección producida por un hongo que lleva al árbol a la muerte. "Hasta ahora, los únicos métodos que se utilizaban eran los fitosanitarios, con escasos resultados, o la otra opción consistía en crear híbridos con los castaños asiáticos, más resistentes a este hongo, pero con la desventaja de que crecían árboles de menor porte y castañas de peor calidad", describe Elena Corredoira.
Su método, en cambio, identifica los genes del propio castaño que tienen actividad antifúngica y diseñan estrategias biotecnológicas que consisten en la sobreexpresión de esos genes para conseguir castaños resistentes a la tinta. "De esta forma preservamos las características de calidad superior de la variedad europea respecto de las híbridas".
Ambas investigadoras se encuentran también muy satisfechas por haber recibido este premio aunque por motivos diferentes: Elena porque "este tema es sobre el que desarrollé mi tesis en 1997 y el método es el resultado de todos estos años de investigación". Por su parte, Ana se va a retirar pronto del mundo de la investigación y este es el broche de oro de toda una carrera.
Los premios, que llegan este año a su vigésimo segunda edición, serán entregados en una ceremonia que tendrá lugar el próximo 18 de diciembre en la sede de la RAGC, en Santiago.
Faro de Vigo
"Los análisis químicos para determinar los componentes del vino que se utilizan hasta ahora son muy lentos y costosos; esta técnica, en cambio, es sencilla y rápida y tiene muchas más aplicaciones en cualquier otro tipo de alimentos, aunque con el vino gallego era la primera vez que se hacía", explica Manuel Martín. "El premio es una alegría para nosotros y nos permite afrontar el futuro con más esperanza", asegura el investigador.
Por su parte, la propuesta de Elena Corredoira y Ana María Vieitez, del Instituto de Investigaciones Agrobiolóxicas de Galicia, es una alternativa basada en la ingeniería genética que busca atajar una de las enfermedades más habituales del castaño gallego, la tinta, una infección producida por un hongo que lleva al árbol a la muerte. "Hasta ahora, los únicos métodos que se utilizaban eran los fitosanitarios, con escasos resultados, o la otra opción consistía en crear híbridos con los castaños asiáticos, más resistentes a este hongo, pero con la desventaja de que crecían árboles de menor porte y castañas de peor calidad", describe Elena Corredoira.
Su método, en cambio, identifica los genes del propio castaño que tienen actividad antifúngica y diseñan estrategias biotecnológicas que consisten en la sobreexpresión de esos genes para conseguir castaños resistentes a la tinta. "De esta forma preservamos las características de calidad superior de la variedad europea respecto de las híbridas".
Ambas investigadoras se encuentran también muy satisfechas por haber recibido este premio aunque por motivos diferentes: Elena porque "este tema es sobre el que desarrollé mi tesis en 1997 y el método es el resultado de todos estos años de investigación". Por su parte, Ana se va a retirar pronto del mundo de la investigación y este es el broche de oro de toda una carrera.
Los premios, que llegan este año a su vigésimo segunda edición, serán entregados en una ceremonia que tendrá lugar el próximo 18 de diciembre en la sede de la RAGC, en Santiago.
Faro de Vigo
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