Cómo puede un vino de 8 euros ser mejor que uno de 1.000
El sex appeal de la gama alta
En la tienda especializada Santa Cecilia tienen un Petrus de 1989 que cuesta casi 5.200 euros. ¿Cómo es posible? Mayte Santa Cecilia, su directora de negociación y márketing, lo achaca a que procede de viñedos muy viejos con pocos racimos, que se replantan cada 70 años cepa a cepa, las vendimias son naturales (se recoge de forma manual y en pequeños enlaces) y la poda verde (evita el derroche de agua), e incluso se hace uso de helicópteros para generar corrientes de aire. Pero su precio no se debe solo a estas proezas, sino que también tiene que ver con la leyenda: las palabras "exclusividad" y "grandeza" que se desprenden de su visión. El márketing de toda la vida… la vieja historia de la compra emocional. "Si el precio del vino resulta de multiplicar la calidad (Q) por el valor de la imagen (MI), hay quien paga hasta 50.000 euros al asociar el MI a una marca querida y especial que apetece consumir en la boda de un hijo o un 90 cumpleaños", aclara Nacho Rodríguez, enólogo e ingeniero agrónomo.
Las mismas tiendas que ofrecen estas joyas del paladar y la mercadotecnia cuentan con opciones de hasta 1,44 euros, como Beamonte, un tempranillo tinto o rosado de la DO Navarra. "Lo tenemos porque es una buena puerta de acceso para mucha gente joven que quiere tomar vino sin gastar mucho", asegura Mayte Santa Cecilia.
¿Y qué pasa con los vinos intermedios? La mayoría de las bodegas se mueven entre 6 y 7 euros, e incluso los restaurantes procuran no salirse del redil. Los propietarios del Arzábal, por ejemplo, decidieron elaborar su propio vino para manejar ellos mismos la relación calidad-precio. "Queríamos tener un vino de Ribera del Duero de cierto nivel, diferente, de calidad y de corte moderno, pero a un precio asequible”, explica Iván Morales, uno de los socios. Encontraron ese equilibrio creando su vino Terrible, que pueden vender a 2 euros la copa. El grupo bodeguero Artevino es otro caso de búsqueda de calidad asequible, como nos explica Lalo Antón, su gerente, ya que muchos de sus exitosos caldos rondan los 9 euros. Estas cepas, por supuesto, no son nonagenarias, pero consiguen una calidad notable al elegir variedades de uva que den más producción sin repercutir en la fuerza del resultado (El Priorato, por ejemplo, siempre da grandes cosechas) o comprando barricas de segunda mano, como explica Iván Moralés.
"Vinos de miles de euros, como el Romanée Conti, de Borgoña, tienen una paleta aromática casi interminable, equilibrio, intensidad y alta cremosidad”, defiende Josué Parejo, sumiller de Lavinia. Pero no siempre compensan. Desde la Unión Española de Catadores, recalcan que debe ser el bebedor quien lo valore, con un análisis sensorial y de cata. Si esta tarea no está al alcance de su paladar, sepa que los expertos de la Guía Peñín aseveran que los vinos con mejor rango de calidad-precio son los que están entre los 5 y 20 euros. Por debajo, no suelen dar la talla ("mediocre materia prima"). Y los más caros, a menudo, gozan de atributos que ni siquiera detectan las papilas gustativas. ¿A qué sabe una imagen de marca?
El País
No hay comentarios: