Los caminos del vino con sello uruguayo
Todos los grandes viajeros han visto mƔs cosas de las que recuerdan y recuerdan mƔs cosas de las que han visto.
Atentos a que las copas de mĆ”s tornan mĆ”s elocuente esta afirmación, en una especie de selección ambulante de amantes de la cultura vitivinĆcola, de recorrido por la geografĆa del Uruguay , el criterio usado fue el de la prudencia, que ayudó a atravesar sobriamente el itinerario de Los Caminos del Vino , para apreciar en toda su dimensión el arte de cultivar las vides y elaborar los vinos.
En tierra charrĆŗa, y como una forma de relacionarse mĆ”s que amistosamente con el vino, desde 2005 un grupo de bodegas familiares uruguayas unieron sus esfuerzos para invitar a especialistas en racimos, albillos, cepas, sarmientos y hollejos a conocer mĆ”s profundamente esta cultura, la del cultivo de la uva. Es asĆ como se origina Los Caminos del Vino, un proyecto de la Asociación de Turismo Enológico del Uruguay. Visitantes aficionados se incorporan al recorrido e incrementan, desde entonces, la cantidad de personas que aprecian la delicada y artesanal evolución que han experimentado los vinos producidos de cara al lugar donde el RĆo de la Plata se empecina en convertirse en mar.
La cultura del vino debe entenderse como una experiencia sensorial: quienes consumen ese licor, producto de la fermentación del zumo de las uvas exprimido, buscan un diÔlogo mÔs claro y profundo con la uva y con aquellos que la elaboran. CÔlidas manos son protagonistas en una actividad de vocación y compromiso abundantes, donde el riesgo es un factor cotidiano cuando se interactúa con la naturaleza y el clima en pos de lograr mÔs vida, mÔs salud. Los Caminos del Vino abren las puertas de las bodegas y viñedos Alto de la Ballena, Antigua Bodega Stagnari, Artesana, Castillo Viejo, Reinaldo De Lucca, Garzón, Marichal, J. Carrau, Bouza Bodega Boutique, Filgueira, Juanicó, Spinoglio, H. Stagnari, Viña Varela Zarranz y Viñedo de los Vientos como una invitación a la mejora en la afinación de la sensibilidad para discernir, del gusto por experimentar a pleno con los cinco sentidos.
En Uruguay, los viƱedos y bodegas estĆ”n desparramados por las cuchillas, esas colinas o lomas onduladas de baja altura muy frecuentes, tĆpicas del relieve oriental. Las cuchillas son ondulaciones entre dos rĆos o arroyos y las llaman asĆ por esa razón, porque cortan las aguas que transitan el paĆs. Inmersa en ese dibujo se halla la mayorĆa de los establecimientos. La variación del terreno brinda una diversidad de microclimas favorables para el cultivo de las uvas. Actualmente los viƱedos uruguayos rinden muchos tipos diferentes de vino, y los productores estĆ”n experimentando constantemente, ya que esos suelos son aptos para variedades especĆficas de uvas que producen los vinos superiores.
Pero es el tannat el varietal que inició la producción vitivinĆcola del Uruguay a escala comercial, una cepa que se adaptó al suelo y clima locales. De taninos suaves, tiernos y un atractivo color, se lo reconoce como el āvino uruguayoā, y las superficies plantadas ocupan un tercio del total de los viƱedos. Si bien el tannat se expresa perfectamente solo a sĆ mismo, se lo combina tambiĆ©n en cortes con otras variedades: tannat-cabernet sauvignon, tannat-merlot, tannat-cabernet franc.
La ubicación geogrĆ”fica en una latitud privilegiada de cara al mar y a la historia de su gente, mayormente descendientes de inmigrantes de la Europa mediterrĆ”nea, y el contagio de la tranquilidad pueblerina uruguaya, con esa irresistible hospitalidad, hacen posible conocer la diversidad y tradiciones que acuƱa esta tierra en una pintoresca región de cortas distancias. Orgullosos, dedicados, no les faltan galardones a estos bodegueros que todavĆa mantienen tradiciones de excelencia de esos antepasados. Hoy han perfeccionado su oficio y propagan la ingesta de vinos finos dentro de un concepto que forma parte importante de un estilo de vida saludable, amable.
Uruguay ofrece una particular y nueva forma de descubrir. Una propuesta diferente para los que saben y para los que quieren aprender del mundo del vino. Resulta novedoso hallar en abundancia, casi como si hubieran sido ignorados o hubiesen estado escondidos mucho tiempo, vinos de alta gama, de calidad premiada. Y mÔs aún: inmersos en un frente culinario de cÔlidos restaurantes donde se plasma un maridaje ideal de exquisitas recetas comprometidas por expertos sommeliers.
En un relajado recorrido por históricas bodegas que integran Los Caminos del Vino, personal y guĆas experimentados reciben a los visitantes y ofrecen paseos, degustaciones y en algunos casos se puede almorzar muy cerquita de las viƱas. Por caso, a pasos de Punta del Este , en el departamento de Maldonado , se halla Alto de la Ballena, un pequeƱo establecimiento donde sus dueƱos, sin mĆ”s experiencia que la de ser consumidores de buenos vinos, se abocaron a la bĆŗsqueda de un lugar que combinara aptitud vitĆcola, bellos paisajes y buena localización. Estos preceptos fueron logrados para la producción de vinos de alta gama, con la selección del terruƱo necesario para la obtención de calidad en las uvas.
Fue asĆ como en este emblemĆ”tico balneario, a pocos kilómetros del mar, dieron sus frutos variedades de merlot, tannat, cabernet franc, syrah y viognier merlot. Se contemplan muy cerca las aguas de la Laguna del Sauce y la puesta del sol en el horizonte de la serranĆa mientras se degustan vinos distinguidos, cómodamente instalados en un deck en la altura.
En otra de las bodegas, la boutique Bouza, en Canelones , al aire libre en mesas instaladas bajo una parra, un sabroso cordero acompaƱado de un tempranillo-tannat es para tener en cuenta al momento de elegir. Pero en todas las bodegas la degustación diaria estĆ” disponible y ademĆ”s muchas de ellas tambiĆ©n brindan sus salones para eventos especiales, shows y cenas. El servicio degustativo puede ser obsequiado tanto por mozos como por un enólogo y hasta por el mismo propietario. En sus modernas edificaciones temĆ”ticas, ventanales amplios dan un valor aumentativo a la visión de zonas frescas, donde los perĆodos de maduración son inconstantes, donde laderas cultivadas ofrecen irregularidades que las hacen mĆ”s inclinadas. Y contienen los ingredientes necesarios para producir buenos vinos, de autĆ©ntica personalidad y calidad.
Los iconoclastas, los excƩntricos, aquellas personas sin apego a ninguna norma o modelo no pueden dejar de reconocer, sin embargo, que el tiempo de guarda de un vino no debe ser el tiempo mƔximo que soporta antes de deteriorarse, sino el tiempo en que alcanza la plenitud. Por lo que resulta ideal beberlo en su apogeo.
Percibiendo esta idea, esta verdad, como si la tuviera a la vista, una moza se acerca a la mesa donde descansa un grupo de fatigados expertos cultores de la vid, en la terraza de una tienda de vinos. āSeƱores, Āæles sirvo?ā āSĆ, seƱorita, por favor. Es una buena ocasión para hacer un brindis por los viajeros que simulan no recordar nadaā.
ClarĆn
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