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Golf por los caminos del vino

El Circuito de Golf "Por los Caminos del Vino" es una propuesta turística que une a dos importantes productos de la Marca País de Argentina. Las canchas de ocho provincias aguardan a los jugadores, cuyo desafío consiste en medirse a sí mismo en cada golpe.

Este circuito turístico deportivo fue una idea de la gente de Bodegas de Argentina, la cámara empresaria que nuclea a unas 250 bodegas, y la firma MP&B, que promueve y organiza eventos.

Cuando la idea fue tomando forma, algunas cosas se desecharon y otras se incluyeron. Hasta que el circuito estuvo listo y pasó a ser el tercero, en su tipo, del mundo.


Las propuestas similares están en la región española de La Rioja y en Sudáfrica, donde la sinergia entre el golf y el vino se concretó en dos itinerarios que también incluyen a la gastronomía de ambos países.

Convengamos que el vino, como producto turístico, ya estaba impuesto. Y que, con aproximadamente 4 mil canchas (o campos) de golf en todo el país, desde los de altura, los que están a orillas del mar o de lagos, los que salpican la llanura bonaerense o emergen entre esteros y montañas, el golf era el "partenaire" adecuado.

La sintonía fue buena, muy buena.

Las competencias comenzaron en abril en Mendoza, la provincia anfitriona, donde también se jugarán en noviembre los cuatro torneos finales y un match entre los ganadores de cada etapa, todos ellos deportistas ranqueados.

El circuito ya pasó por Salta y está llegando a La Rioja, San Juan y Córdoba, para luego recalar en Neuquén y Río Negro.

De las canchas sureñas se regresará a Mendoza, tras haber recorrido unos 5 mil kilómetros por sierras mediterráneas, montañas andinas y estepas patagónicas.

El escenario riojano del circuito es el Golf Club de La Rioja, en la ciudad capital, donde esta etapa comenzó ayer, sigue hoy y finalizará con los torneos programados para los próximos 4 y 5 de agosto.

La Rioja se perfila como la tercera provincia productora de vinos, con el torrontés, su emblemático varietal, cuyas uvas blancas maduran en la mitad de sus cultivos.

La vitivinicultura es ya un pilar de su economía, al igual que el olivo y el nogal.

Por otra parte, La Rioja reafirma su apoyo al deporte, ya que por allí pasó el Rally Dakar, sigue operando los vuelos en parapente sobre Famatina y mantiene las bicicleteadas dentro del Parque Nacional Talampaya, donde se hallaron fósiles de los dinosaurios que habitaron entre sus altos y rojos murallones al comienzo de la vida.

Y también por el carrovelismo en las planicies arcillosas del Barreal de Arauco, un deporte que atrae a turistas de todo el mundo y que consiste en deslizarse en los pequeños vehículos que sólo necesitan del impulso del viento, y cuyos dibujos se hallaron en las tumbas de los faraones egipcios.

La Rioja posee 35 bodegas, el 75 por ciento de las cuales se encuentran en la ciudad de Chilecito, considerada su mayor polo vitivinícola.

Chilecito es también el gran atractivo turístico, porque allí está la mina La Mejicana y su famoso cable carril, una imponente obra de ingeniería que transportaba el oro del Famatina.

Ahora sólo tiene un tramo habilitado para que los visitantes perciban lo grandioso de aquella epopeya.

En San Juan los torneos se desarrollarán en el Club Amancay, que posee un extenso campo de 18 hoyos, por el que pasan semanalmente unos 100 jugadores de diferentes categorías.

En medio de una naturaleza dura, casi hostil, los añosos árboles del club y el verde profundo de los circuitos lo convierten en un oasis.

     Para muchos sanjuaninos es el sitio ideal para perderse en la milenaria práctica del budismo zen.

     La cuestión es bajar los decibeles.

     El circuito continúa en Córdoba, donde la primera etapa tendrá como escenario el campo del Ascochinga Golf Club, y la segunda el de Potrerillo de Larreta, en Alta Gracia, ciudad enclavada en el valle de las Sierras Chicas, la comarca que los comechingones llamaban Paravachasca.

En tiempos de la conquista los jesuitas dejaron en Alta Gracia una huella profunda, en especial una estancia que con el tiempo quedó dentro del casco urbano de la ciudad, que fue la que eligió el compositor español Manuel de Falla para pasar sus últimos años.

La idea de maridar el vino y el golf decididamente favoreció al deporte, porque la mayoría de los turistas que eligen venir a Argentina lo hacen pensando en el tango, el fútbol, la carne y el vino.

Saben que a los tres primeros los encuentran en la ciudad de Buenos Aires, pero que a la bebida hay que ir a buscarla a las provincias vitivinícolas.

Y allí transitar por los caminos del vino, o rutas del vino, para conocer desde los viñedos hasta la guarda, y otros secretos de la elaboración, de la tierra, del clima.

El golf, dicen los que saben, atrapa porque es el desafío con uno mismo.

     Lo que atrae es la dificultad, que paradójicamente es el principal estímulo.

     Si a estas sensaciones le sumamos una copa de buen vino, no hay nada más que hablar.


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