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Chicos que elaboran y venden su propio vino

Argentina - Se trata de alumnos de cuatro colegios primarios que, como parte de un programa educativo, participaron de todo el proceso de elaboración. Las botellas se conseguirán en dos comercios desde octubre.

Del aula a las góndolas con un sello único. Ese es el trayecto que realizarán los vinos elaborados por más de 500 alumnos mendocinos de primaria que participaron del programa educativo “Aprendiendo a hacer vino en la escuela”, impulsado por la técnica agraria y enóloga Cecilia Cabrera.


“Este año trabajamos con los chicos de quinto grado del colegio San Pablo, los de tercero del Norbridge, los de primero, segundo y tercero del San Gabriel y los del jardín de la Italiana”, relató la impulsora de la iniciativa, que comenzó a funcionar oficialmente en 2011 y cada vez va captando más estudiantes.

“Fue muy divertido porque fuimos en grupo y aprendimos cómo se hace el vino”, contó Fabricio (10), quien participó del proyecto. Su mamá, Carina Sabatini, dijo haber quedado “fascinada” con el resultado: “Me pareció muy productivo para los chicos, porque los lleva a conocer todos los roles de quienes realizan esta bebida y revalorizar el rol del viñatero”, expuso la mujer.

Cabrera destacó un detalle fundamental de esa nueva edición: “La diferencia de este año es que se realizó un concurso de etiquetas en donde la ganadora sale al mercado con 100 botellas. El resto de los niños tendrán en el mercado dos botellas cada uno”, subrayó, a la vez que mencionó que el valor del producto será de $ 38.

“El estudiante se lleva $ 2,50 por cada botella en concepto de regalías, como una forma de generar conciencia sobre los derechos de autor, y otros $ 2,50 se donan a una escuela de Ugarteche para que el año que viene los alumnos de cuarto grado puedan hacer gratis el programa”, señaló Cabrera.

Justamente en este último punto recae la importancia de que los vinos salgan al mercado: “Realmente es difícil hacer partícipes a las escuelas del Estado porque no tienen recursos para hacerlo y no quiero dejarlos afuera, por eso ideé esto”, explicó.

Según detalló, por ahora las botellas con las etiquetas diseñadas por los pequeños podrán conseguirse en dos puntos de venta: “He cerrado trato con el Hotel Diplomatic para que las venda en (el restaurante) La Bourgogne y en una vinoteca que queda en la Quinta Sección llamada Rojo y Elegante, la idea es que a más tardar en octubre ya estén disponibles”, aseguró.

Adriana Castro, dueña de este comercio, expresó su satisfacción de poder comercializar los originales vinos: “Estoy ansiosa por recibirlos, me parece una propuesta innovadora y que a los clientes les va a interesar porque tienen el valor agregado de haber sido realizadas por los más pequeños”, recalcó.

Fomentar la cultura del vino

La iniciativa que impulsa Cecilia Cabrera pretende revalorizar la cultura de la bebida nacional en la escuela. “Más allá de los eventos que puedan hacer las bodegas con adultos, creo que hay que volver a la parte cultural del vino y los que construyen un país son los niños”, comentó la enóloga.

Para lograr su cometido, el programa incluye visitas a diferentes bodegas donde los chicos cosechan sus propias uvas y donde ven como se hace todo el proceso. Además, tienen material para ir trabajando en el aula en diferentes materias: “Tocamos el área nutricional, química, biología, geografía mundial, y demás, es muy completo”, narró la profesional, que visita cada escuela cada 15 días para continuar apoyando el aprendizaje.

Botella ganadora

El proyecto en la escuela San Pablo se concretó ayer con la entrega de las botellas con las etiquetas que los mismos niños y con la elección de la ganadora por parte de un jurado formado por periodistas, diseñadores y especialista en la industria.

Quien recibió el máximo premio fue la alumna de quinto grado Valentina Resentera, pero además se entregaron menciones por la técnica, la creatividad, el mensaje y el concepto a otros siete alumnos.

“Estuvo buenísimo hacer el vino, porque participamos de todas las etapas, cortamos las uvas, las pisamos y las dejamos para que se fermentaran”, dijo muy feliz Valentina (11), quien remarcó en su etiqueta que el vino es fruto del trabajo de mucha gente.

Los Andes

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