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Prueban evolución de vinos de Apalta

La acción del clima sobre el viñedo y el trabajo del enólogo en bodega, especialmente sobre el porcentaje de mosto procedente de los diferentes varietales en una mezcla, son evidentes en una cata vertical.

Para mostrar la expresión del Valle de Apalta, Chile, a lo largo de tres diferentes años se realizó la cata vertical del tinto Neyen, un coupage elaborado con uvas Carmènere y Cabernet Sauvignon de viñas de más de 120 años de edad.

Etiquetas de 2007, 2009 y 2010 formaron parte de la degustación, realizada en la sala de cata de La Naval y dedicada a demostrar que incluso de un año a otro es posible observar grandes cambios en un vino.

La etiqueta 2007, una mezcla de 70 por ciento Carmènere y 30 por ciento Cabernet Sauvignon, reflejó una temporada técnicamente perfecta: temperaturas moderadamente bajas (en primavera y verano), ninguna lluvia durante la precosecha y la cantidad de horas de luz ideal para completar una madurez fenólica lenta. El resultado fue un vino con intensos aromas de bayas rojas, destellos sutiles de flores y notas de mentol, así como con una entrada fresca y concentrada, con toques especiados.

La añada 2009 se mostró como una de las mejores. Una mezcla de 55 por ciento Carmènere y 45 por ciento Cabernet Sauvignon con aromas de frutos rojos, ciruela y casis, mezclados con tostados suaves, notas de vainilla, tabaco y un poco de pimienta.

"Fue una primavera sin heladas, que permitió una excelente formación de los racimos. El verano, con buen promedio de calor, permitió una maduración paulatina de las uvas y una excelente concentración de azúcares", detalló Patricio Torres, director de exportaciones de Neyen.

El vinos resultó balanceado en boca, con una entrada suave y envolvente, taninos aterciopelados, acidez suave y un final largo y persistente.

La etiqueta 2010 repitió el porcentaje de mezcla entre Carmènere y Cabernet Sauvignon, sin embargo, el frío que caracterizó el año resultó en un caldo con notas de frutos rojos ligeramente verdes y mentol.

En boca resultó ser un ejemplar con ataque medio, repleto de notas frutales y buen balance ácido. Sus taninos: ligeramente verdes, ideales para envejecer durante varios años.

"Apalta ha logrado diferenciarse por la calidad de sus vinos; no es ningún secreto que muchas de las bodegas premium en Chile se ubiquen en esta zona.

"La propiedad de Apalta es su forma de herradura, es un valle rodeado de montañas. Los suelos, relativamente jóvenes, dan un carácter muy particular a los vinos de la región gracias a composición: granito y formaciones aluviales en las partes bajas", explicó Daniel Vicuña, director general de la bodega Neyen.

AM

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