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La tierra del buen vino

Mendoza huele a uva. Desde el momento que desciendo del aviĆ³n y salgo del aeropuerto El Plumerillo, me recibe en primer plano un esplendoroso viƱedo en colores ocres, naranja y amarillos que se van difuminando en medio de unas inmensas hojas tostadas, esparcidas por el suelo como si se tratara de insectos disecados. De fondo se observa una majestuosa montaƱa, la cordillera de los Andes, enmarcada por un cielo despejado, azul, que no deja ver una sola nube.



En el recorrido hasta el hotel, la ciudad del sol y del buen vino, como se conoce a Mendoza, refleja un espƭritu jovial, tranquilo, reposado, donde siguen predominando los colores del otoƱo.

A lo largo de las calles se observan canales artificiales construidos a travĆ©s de los aƱos para regar cultivos. Alrededor de las acequias un plantĆ³n de sauces llorones enmarca las vĆ­as por donde pasa un escaso flujo vehicular.

En Mendoza no llueve. Y justamente esa tierra arenosa, arcillosa y pedregosa ha sido la base para cultivar la uva de uno de los vinos mƔs famosos del mundo. De hecho, allƭ se produce el 72% de los vinos que se consumen en el paƭs, gracias a los 16 millones de hectolitros que se originan por aƱo. Con estas estadƭsticas, Argentina aparece como el quinto productor de vinos del planeta.

AsĆ­ que uno de los planes infalibles es visitar alguna de las famosas bodegas, donde ademĆ”s de apreciar la exuberante belleza de las plantaciones de uva en cualquier Ć©poca del aƱo, se puede aprender en un dĆ­a cĆ³mo se produce esta legendaria bebida.

Al sureste de la penĆ­nsula de QuetrihuĆ©, donde predomina el bosque de coihue y ciprĆ©s, se encuentra el Camino del Vino. Unas 140.000 hectĆ”reas de viƱas con sistemas de riego de Ćŗltima tecnologĆ­a hacen que su calidad sea reconocida en el exterior.

Norton es una de ellas, la mĆ”s antigua y tradicional. La finca Perdriel es su propiedad originaria. Tiene 100 aƱos de cultivo ininterrumpido, 100 hectĆ”reas y su suelo es ideal para la producciĆ³n de Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec.

Realizar un recorrido al interior es ser testigo del proceso desde el momento de la recolecciĆ³n en los viƱedos, pasando por la molienda, la fermentaciĆ³n, el prensado y la guarda de la uva, que se almacena en barricas subterrĆ”neas donde se mantienen estrictos controles de temperatura y humedad para obtener un vino de la mejor calidad.

Incluso por un dĆ­a los turistas tienen la posibilidad de elaborar su propio vino con una etiqueta original, siguiendo las recomendaciones de expertos vinĆ­colas que recomiendan la medida exacta de los insumos para lograr una bebida apropiada con la cual finalizar la jornada cenando un delicioso ovejo en el restaurante de la bodega.

Pero ademĆ”s del vino, Mendoza tiene otra caracterĆ­stica que la hace Ćŗnica, una de las montaƱas mĆ”s altas del mundo: el Aconcagua, con 6.962 metros sobre el nivel del mar, es el pico mĆ”s alto de AmĆ©rica.

La regiĆ³n es rocosa y Ć”rida, con altas cumbres cubiertas de nieve permanente. La vegetaciĆ³n es escasa y cubre las laderas del cerro hasta aproximadamente los 4.000 metros de altura. El cerro, ubicado en el Parque Provincial Aconcagua, tambiĆ©n denominado el Coloso de AmĆ©rica, es la meta de montaƱistas que aspiran a coronar la cima y desde allĆ­ contemplar los magnĆ­ficos paradigmas de la naturaleza.Mendoza huele a uva. Desde el momento que desciendo del aviĆ³n y salgo del aeropuerto El Plumerillo, me recibe en primer plano un esplendoroso viƱedo en colores ocres, naranja y amarillos que se van difuminando en medio de unas inmensas hojas tostadas, esparcidas por el suelo como si se tratara de insectos disecados. De fondo se observa una majestuosa montaƱa, la cordillera de los Andes, enmarcada por un cielo despejado, azul, que no deja ver una sola nube.

En el recorrido hasta el hotel, la ciudad del sol y del buen vino, como se conoce a Mendoza, refleja un espƭritu jovial, tranquilo, reposado, donde siguen predominando los colores del otoƱo.

A lo largo de las calles se observan canales artificiales construidos a travĆ©s de los aƱos para regar cultivos. Alrededor de las acequias un plantĆ³n de sauces llorones enmarca las vĆ­as por donde pasa un escaso flujo vehicular.

En Mendoza no llueve. Y justamente esa tierra arenosa, arcillosa y pedregosa ha sido la base para cultivar la uva de uno de los vinos mƔs famosos del mundo. De hecho, allƭ se produce el 72% de los vinos que se consumen en el paƭs, gracias a los 16 millones de hectolitros que se originan por aƱo. Con estas estadƭsticas, Argentina aparece como el quinto productor de vinos del planeta.

AsĆ­ que uno de los planes infalibles es visitar alguna de las famosas bodegas, donde ademĆ”s de apreciar la exuberante belleza de las plantaciones de uva en cualquier Ć©poca del aƱo, se puede aprender en un dĆ­a cĆ³mo se produce esta legendaria bebida.

Al sureste de la penĆ­nsula de QuetrihuĆ©, donde predomina el bosque de coihue y ciprĆ©s, se encuentra el Camino del Vino. Unas 140.000 hectĆ”reas de viƱas con sistemas de riego de Ćŗltima tecnologĆ­a hacen que su calidad sea reconocida en el exterior.

Norton es una de ellas, la mĆ”s antigua y tradicional. La finca Perdriel es su propiedad originaria. Tiene 100 aƱos de cultivo ininterrumpido, 100 hectĆ”reas y su suelo es ideal para la producciĆ³n de Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec.

Realizar un recorrido al interior es ser testigo del proceso desde el momento de la recolecciĆ³n en los viƱedos, pasando por la molienda, la fermentaciĆ³n, el prensado y la guarda de la uva, que se almacena en barricas subterrĆ”neas donde se mantienen estrictos controles de temperatura y humedad para obtener un vino de la mejor calidad.

Incluso por un dĆ­a los turistas tienen la posibilidad de elaborar su propio vino con una etiqueta original, siguiendo las recomendaciones de expertos vinĆ­colas que recomiendan la medida exacta de los insumos para lograr una bebida apropiada con la cual finalizar la jornada cenando un delicioso ovejo en el restaurante de la bodega.

Pero ademĆ”s del vino, Mendoza tiene otra caracterĆ­stica que la hace Ćŗnica, una de las montaƱas mĆ”s altas del mundo: el Aconcagua, con 6.962 metros sobre el nivel del mar, es el pico mĆ”s alto de AmĆ©rica.

La regiĆ³n es rocosa y Ć”rida, con altas cumbres cubiertas de nieve permanente. La vegetaciĆ³n es escasa y cubre las laderas del cerro hasta aproximadamente los 4.000 metros de altura. El cerro, ubicado en el Parque Provincial Aconcagua, tambiĆ©n denominado el Coloso de AmĆ©rica, es la meta de montaƱistas que aspiran a coronar la cima y desde allĆ­ contemplar los magnĆ­ficos paradigmas de la naturaleza.

El Espectador

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