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El vino en América

Durante siglos el vino fue una bebida netamente europea. El descubrimiento de América y su posterior colonización abrió las puertas al ingreso de la vides y la posterior elaboración del vino.

En América existían diversas variedades de vides, no capaces de producir uvas adecuadas para el vino, pero sí de afectar transmitir enfermedades y parásitos entre las que se encuentran la Vitis Berlandieri, la Vitis Cordifolia, la Vitis Riparia, la Vitis Rupestris, y la Vitis Labrusca. Recordemos que los vikingos llamaron a la tierra que descubrieron, que posiblemente fuera América, Vinland por la cantidad de vides que encontraron en su sitio de desembarco.


La Vitis Vinifera, la que nos permite obtener uvas para vinificar, necesita de amplios cuidados y tarda por lo menos cinco años para proporcionar frutos de calidad, aunemos al desconocimiento en esa época de como seleccionar las mejores parcelas para cultivarla y entendemos claramente la lentitud del proceso.

El vino en América inició en México y Hernán Cortés, ya ungido como gobernador de la Nueva España, ordenaba el plantar mil vides por cada cien indígenas que tuviera a su cargo. Este mandato se complementó con la instrucción de que todos los navíos que viniesen a la Nueva España debería de traer olivos y vides. Como gran parte de la colonización ésta fue apoyada de las órdenes religiosas, principalmente de jesuitas, dominicos y franciscanos, quienes llevaron las vides hasta California.

Sin embargo, ante el aumento de calidad de los caldos producidos en el nuevo mundo, así como la cantidad, trajo como consecuencia una orden de Felipe II, que se ejerció también en Perú, que requería que todos las vides fueran exterminadas y prohibían el plantar nuevas. El efecto fue devastador aunque por la magnitud de la superficie a auditar así como el que las órdenes religiosas con el pretexto de contar con vino para consagrar, no se acataron plenamente las órdenes reales pero si inhibieron el desarrollo vitivinícola en América.

A pesar de la prohibición el cabildeo siempre funciona y en 1597, a cortos 2 años del edicto real, Don Lorenzo García asentado en Coahuila, en el norte de México, viajó a España para solicitar a Felipe II una merced para plantar vides y producir vino, misma que le fue concedida. A su retorno funda la primera vitivinícola en México, Hacienda de San Lorenzo, nombre no sin duda escogido para complacer al monarca al bautizarla con el nombre de su santo de mayor devoción y, por supuesto, por su nombre.

La Hacienda de San Lorenzo, hoy conocida como Casa Madero, sigue produciendo vinos y es la empresa vitivinícola más antigua de América
. De esta bodega, que cuenta con más de veinte propuestas, caté uno de sus caldos de más alta gama, el Selección de Barricas añada 2008 que está elaborado con una mezcla bordelesa de uvas Cabernet Sauvignon, Merlot y Petit Verdot con dos años en barricas, 60 % de roble francés y 40 % de roble americano, para posteriormente reposar 10 meses en botella; cabe mencionar que el vino no ha sido filtrado.

El Selección de Barricas 2008 nos entrega colores teja húmeda, muy agradables a la vista y con un brillo muy agradable a pesar de no haber recibido filtración.
Al pasar a la cata olfativa no niega el origen de su mezcla y los frutos rojos se manifiestan plenamente aunque se percibe también aromas a cuero. Finalmente en boca se deja beber con facilidad, los taninos están muy balanceados, permanece en boca y tiene un retrogusto muy agradable.

El Economista

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